MAM: The Ministers of Pastime

Es precisamente un grupo de músicos descendiente de judíos expulsados de la península (según Peter Holman) el que, tras haberse establecido en Venecia, desembarca en Inglaterra a mediados del siglo XVI para constituir allí el primer consort de violines. En la  corte,  esta formación convivía con el consort de violas de gamba de la mano  del  mismo  grupo  de músicos, por lo que no es raro suponer que interpretaran no solo su repertorio de danzas, sino también en ocasiones (intercambiando instrumentos) el repertorio más abstracto pensado para las violas. Seguramente sea producto de este diálogo entre repertorios que la célebre colección de John Dowland Lachrimae, or Seven Tears fuera concebida para “Lute, Viols, or Violons” en su versión a 5 partes.

La música instrumental a varias partes del mantuano Salomone Rossi (llamado l’Ebreo) y de la violista y compositora Leonora Duarte (descendiente de portugueses sefardís establecidos en Amberes) son también representativas de la difusión de tradiciones musicales a través de comunidades hebreas emigradas. El caso del violinista y compositor inglés William Brade representa un viaje contrario: desarrolla su carrera en el continente europeo después de haber bebido de las tradiciones italianas importadas por los músicos extranjeros a Londres. Así, compone no solo la que se considera la primera obra para violín solo escrita por un inglés, sino también las primeras canzone en estilo italiano. Asimismo, podemos encontrar ejemplos de melodías migrantes, como es el caso de melodía que parece en arreglos instrumentales como La mantovana de Gasparo Zanetti o vocales  como  Fuggi, fuggi, fuggi de Giuseppe Cenci, siendo también esta la música que acompañaba al piyyut “Lekh Leshalom Geshem”.

Mayah Kadish describe así su obra Lilan, compuesta para The Ministers of Pastime: “Un espectro de sonidos que se inclina hacia la tierra y hacia el mundo natural, entretejiéndose con la pulsión primigenia de la melodía y del discurso. Hay cualidades intrínsecas que existen dentro de los sonidos que constituyen esta pieza; y en lugar de tratar de controlarlas y producirlas, el ejercicio de interpretar la pieza implica más bien un esfuerzo por dejarlas hablar (¿o acaso dejarse hablar a uno mismo?). En algún lugar entre un crujir de la tierra, un alarido, un plegaria musitada entre dientes y una canción tensa y combativa, esta bestia de múltiples brazos está exigiendo algo.”

Programa: AQUÍ.
El concierto lleva añadida una charla introductoria al programa de unos 10/15 minutos al empezar el concierto y un encuentro informal con el público al terminar.